El frío en la tercera edad

20th enero, 2017 Geriatel
Frío en la tercera edad

La ola de frío que está azotando todo el país se está haciendo notar sobre todo en estos últimos días y las previsiones advierten que no mejorarán. Por ello, es importante saber qué medidas deben tomar las personas de la tercera edad para prevenir y evitar los efectos adversos que pueden provocar las bajas temperaturas.

Los mayores son más sensibles al frío debido a la alta vulnerabilidad que presentan ante las difíciles condiciones climáticas de estos meses invernales.

Los profesionales del sector de la asistencia de las personas mayores, recomiendan una serie de recomendaciones y consejos para paliar los efectos de las bajas temperaturas especialmente para aquellos que sufren enfermedades respiratorias o crónicas preexistentes del corazón, los pulmones o de los huesos.

¿Qué pautas seguir para evitar el frío en la tercera edad?

– Cuidado con la calefacción: es importante usar calefactores que estén homologados, mantenerlos al menos a un metro de distancia de artículos inflamables y hacer una revisión antes de su uso. Las utilizaciones de métodos poco seguros de calefacción pueden provocar una intoxicación por monóxido de carbono o incluso provocar incendios.

– Ingerir alimentos proteicos: consumir más carbohidratos y alimentos proteicos ayudará a las personas mayores a mantener el calor corporal. También es recomendable aumentar la ingesta de cítricos que son ricos en vitamina C y que refuerzan las defensas.

– Salir de casa durante las horas de luz: Cuando la visibilidad es alta y la temperatura es más suave. Se trata de evitar caídas provocadas por placas de hielo que pueden producir una fractura de huesos o problemas de respiración causados por el aire frío.

Lavarse las manos a menudo y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo para evitar contagios de enfermedades respiratorias que aumentan, sobre todo, en personas mayores.

– Ropa de invierno: abrigar los pies, la garganta y la cabezay vestir con varias capas de ropa fina ya que, forma cámaras de aire aislante entre ellas.

– Evitar los cambios bruscos de temperatura: en el hogar es recomendable ir convenientemente abrigado y tener la calefacción entre los 18 y los 20 grados para evitar cambios bruscos de temperatura cuando se sale a la calle.

– Mantenerse activo: con más frío siempre cuesta más salir de casa, pero existe el peligro de una inmovilidad excesiva. Esto causa que las articulaciones y los músculos que no trabajan se endurezcan y se atrofien, lo que puede conducir a una torpeza progresiva. Es recomendable realizar tareas domésticas, practicas ‘hobbies’ y actividades de ocio, como ir a correr, pasear o comprar.

Para finalizar, debemos tener en cuenta que la edad no es el problema, sino los problemas de salud que se tengan. De todas formas, la realidad es que hay un fenómeno de adaptación y de aclimatación de la gente al entorno en que vive. Los hábitos de vida y alimenticios, los diferentes tipos de vivienda, así como las costumbres sociales, hacen que una misma baja temperatura tenga una repercusión menor en la salud de unas poblaciones respecto de otras.