En GERIATEL las personas mayores son nuestra dedicación diaria
ContáctenosCada año, el 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer con el objetivo sensibilizar a la sociedad española acerca de esta “epidemia del siglo XXI”, así como sus consecuencias sociosanitarias; y por otro lado, desarrollar una campaña de educación sanitaria dirigida a promover la prevención de esta patología, que afecta a más de 4,5 millones de personas en España, entre quienes la padecen directamente y sus familiares cuidadores. La Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA), las Federaciones y Asociaciones miembros, y las 200.000 familias a las que representan celebran el Día Mundial del Alzheimer, evento instituido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y auspiciado por Alzheimer’s Disease Internacional (ADI) en 1994.
Para el Día Mundial del Alzheimer 2017, en el ámbito nacional, la Confederación ha decidido promocionar el siguiente lema: «Sigo siendo yo».
Lo que pretenden con este lema es dar un paso más y dar relevancia a un eje tan fundamental como “escondido” hasta el momento: las personas diagnosticadas de Alzheimer en fase inicial o leve, cuya visión, experiencia, conocimientos, inquietudes, necesidades, opiniones… deben ser tenidas en cuenta a la hora de planificar cualquier acción específica en esta materia. En este sentido, la enfermedad de Alzheimer, en términos generales, habla de tres fases o etapas de enfermedad: Leve, Moderada y Grave. Le señalamos, en términos muy generales, cómo es el proceso de la enfermedad y las características de cada etapa. No obstante, no hay un orden ni tiempo preciso.
Esta primera etapa tiene una duración aproximada de 3 años y en ella se observa un paulatino deterioro en la memoria episódica, especialmente. La persona olvida eventos recientes y no importa que hayan pasado 10, 15 o 20 minutos de un hecho determinado. Puede no recordar que ya comió u olvidar la conversación que tuvo con alguien minutos antes. Asimismo, la percepción de su medio ambiente se ve disminuida, lo mismo que la memoria en cuanto al tiempo y el espacio se ve afectada. En la persona empieza a surgir una típica desorientación de lo que lo rodea, no reconociendo bien el lugar donde está. Es muy normal no recordar cómo ir a los lugares donde frecuentaba. Otros ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en que vive, no saber la hora que es o creer que, aunque es de mañana, para él ya es de noche o viceversa. Del mismo modo surgen otros detalles como son una disminución en la concentración y una fatiga cada vez más notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de depresión con apatía, pérdida de iniciativa y falta de interés. Junto a ello, a la persona se le comienza a notar inquieta, mostrando agitación y ansiedad. Por otra parte, el lenguaje, las habilidades motoras y la percepción son conservadas.
En esta etapa, todos los aspectos de la memoria empiezan progresivamente a fallar durante aproximadamente un tiempo de 3 años. Comienzan a surgir problemas de lenguaje (afasia), funciones aprendidas (apraxia) y reconocimiento (agnosia). Por afasia se entiende dificultad en el lenguaje. A la persona le cuesta trabajo hablar, expresarse y darse a entender. Dice unas palabras por otras. La apraxia se refiere a las dificultades que presenta para llevar a cabo funciones aprendidas. La persona no puede ni sabe cómo vestirse, no sabe utilizar los cubiertos, etc. La agnosia consiste en una pérdida de la capacidad para poder reconocer a las personas con las que convive. Y, aunque esta pérdida no es total, pues de cierto modo aún reconoce ambientes familiares y conserva la orientación personal. Aparecen algunos rasgos de tipo psicótico. Imagina que ve gente la cual no existe, escucha ruidos que nadie oye o piensa y cree firmemente que alguien va a llegar por él. La dependencia con respecto a un cuidador es cada vez mayor. Las aficiones que tenía, las actividades sociales, de ocio y de recreo pierden totalmente su valor, mostrándose aburrido, flojo, apático o somnoliento. La persona empieza a hacer actos repetitivos rayando en lo obsesivo.
En esta última etapa se presenta una amplia y marcada afectación de todas y cada una de las facultades intelectuales. Los síntomas cerebrales se agravan, acentuándose la rigidez muscular así como la resistencia al cambio postural. Pueden aparecer temblores y crisis epilépticas. El enfermo empieza a no reconocer a sus familiares y personas cercanas, incluso no se reconoce a sí mismo. Se muestran profundamente apáticos, perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como la de lavarse, vestirse, andar o comer, y presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor. Más adelante, tienen incontinencia urinaria y fecal. En la mayoría de los casos la persona termina encamada, con alimentación asistida. Este año, en Residencia de Ancianos en Rivas Vaciamadrid nos reivindicamos de nuevo por todas esas personas que padecen la enfermedad de Alzheimer, por sus familiares y los cuidadores que cada día percibimos los síntomas de esta enfermedad, que este año se centra en el empoderamiento de las personas con Alzheimer con diagnóstico en fase inicial. Fuente: Confederación Española de Alzheimer