Pie geriátrico. ¿Qué problemas causa esta afección?

El pie geriátrico es una afección ligada a la edad, que conforma alteraciones estructurales y dermatológicas en nuestros pies. En las mujeres los casos son más comunes y graves, ya que la adaptación al calzado es más problemática. Es importante tener en cuenta que el pie geriátrico se muestra en multitud de síntomas o alteraciones. Es muy común que estas distintas alteraciones del pie aparezcan conjuntamente. Algunas de las más habituales son alteraciones vasculares y articulares que se traducen con el tiempo en callosidades y deformidades de los dedos. Se trata de una patología muy extendida y las formas más comunes de tratamiento son hábitos saludables para nuestros pies.

Cómo evitar el pie geriátrico

De este modo, la manera fundamental de evitar el pie geriátrico o tratarlo es mediante la prevención. Evitar vicios posturales es una de las principales medidas, intentando apoyar el pie correctamente y caminar de forma adecuada. Un ejercicio muy favorable para la postura es andar sobre puntillas o talones en varios momentos del día. Un calzado adecuado es fundamental para evitar estos problemas. El tacón y los zapatos demasiado rígidos y estrechos son los principales motivadores del pie geriátrico. Recomendamos siempre un calzado que permita una pisada cómoda y flexibilidad en el pie. La higiene es otro de los aspectos cruciales, con un lavado y secado correcto de nuestros pies cada día. No tenemos que olvidar prestar atención a las zonas interdigitales. Así mismo, hemos de ser cuidadosos con nuestras uñas, evitando la aparición de durezas o posibles malformaciones.

Cómo tratar la afección del pie geriátrico

Una vez que la patología del pie geriátrico se ha instaurado, debemos contribuir a una mejora postural general, no solo centrándonos en el pie. Muchos de los ejercicios favorables para la salud postural pueden realizarse en la misma cama, sacando el pie fuera, flexionando dedos o trabajando el giro y movimientos de las articulaciones del pie.